Comentario
Este inmenso territorio del oeste de los Estados Unidos se caracteriza ambientalmente por disponer de un drenaje interno y por la aridez que se origina ante la escasez del régimen de lluvias. El resultado de esta situación ecológica es una dedicación orientada a la recolección y a la caza. Es precisamente en este área donde se identificó por primera vez la Tradición Cultural del Desierto, iniciada con el periodo Arcaico (7.500 a.C.), que resultó de un claro éxito adaptativo, a juzgar por su pervivencia en el tiempo y por su expansión hasta territorios de América Central.
Con la retirada de los hielos, la región se hizo árida y seca, por lo que sus habitantes se especializaron en la recolección de semillas, raíces, bayas y frutos silvestres, y también en la caza de venados, conejos y una rica variedad de roedores. El instrumental utilizado por estas comunidades seminómadas fue escaso, y se fundamentó en puntas de dardo, piedras y manos de moler y en una amplia variedad de trabajos de cestería, muy adaptados a la movilidad estacional a que obligaba su sistema de subsistencia. Esta evolución, caracterizada por su continuidad, sólo se vio alterada por la intrusión Fremont, originada por la presencia de agricultores Anasazi que se establecieron en torno al lago Salado en el Estado de Utah.